Me
atrevo a imaginar que si encuesto a la población argentina, en realidad diría a
la población mundial, la mayoría de ellos aceptaría haber deseado alguna vez
(si no seguir teniendo el deseo) irse de viaje un largo tiempo, sin rumbo fijo,
a viajar por viajar y por conocer otras culturas, otros paisajes, pisar otros
suelos…
En
esta estadística sin estadística entramos Lui y yo. Siempre, de alguna manera,
habíamos fantaseado con viajar varios meses. Cada uno por su lado, sin siquiera
conocernos. Cuando la vida nos cruzó empezamos a compartir el sueño de hacerlo
realidad, aunque sinceramente creyéramos (y en algunas ocasiones entre risas lo
seguimos sosteniendo) que es algo para hacer a los 20 y no a los 30, ni
pasándolos. Prejuicios y miedos aparte, nos embarcamos en este proyecto que
decidimos llamar @haciendocamino2015. Y el primer objetivo fue vivir un año en
ojotas. Inspirados por “Follow the sun”, de Xavier Rudd, apostamos a vivir un
año de verano, siguiendo al sol y el calor, con una mochila al hombro, algún
abrigo por si acaso, y todo lo necesario para entregarnos al andar.
El
14 de enero, post despedidas y embalaje de absolutamente todo, embarcamos rumbo
a Madrid.
Sí,
hace más de cuatro meses de eso, y recién me digno subir este blog… es que
entre tanto movimiento, cambios de lugares, aventuras y demases, sumado a los
varios inconvenientes tecnológicos propios del caso, nunca pude sentarme como
era debido. Motivo por el cual haré un salto en el tiempo, que aterrizará en
Bali, lugar en el que estamos en este momento. Prometo lueguito ponerlos al día
con Tailandia, Cambodia, Laos, y los tres meses en Australia…
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